mandag den 3. november 2008

El puente de La 17, una amenaza para seguridad miles personas. Creen que la estructura se caerá en cualquier momento Nadie duerme tranquilo debajo del

SANTO DOMINGO. En la casa de María Santiluz, ubicada debajo del puente de La 17, duermen con un ojo abierto y otro cerrado. "Vivimos con un susto, a veces uno está acostado cuando oye la bulla, y uno piensa que ese puente se va a caer", señala, mientras hace un alto a la venta de pollos.

Recientemente el temor se convirtió en realidad en la vivienda de Ramón Hernández, cuando se desprendió un trozo de concreto perteneciente al pañete de una de las bases y perforó el cinc. La pieza también lesionó a Hernández en la rodilla derecha y en la mano izquierda. Afirma que corrió con suerte, pues el bloque cayó durante el día.

Muchos de los residentes debajo del puente Francisco del Rosario Sánchez (mejor conocido como de La 17) guardan algún souvenir de la infraestructura. El que no tiene un trozo de cemento, conserva un pedazo de metal.

Desde abajo se observa la corrosión de las barras de metal de la estructura, muchas de las cuales están desprendidas de uno de los lados. DL constató además, el mal el mal estado de las barandillas superiores y los testimonios de los residentes de que cuando pasan vehículos pesados, los hierros vibran dejando una secuela de sonido aterrorizador.

Pero el deterioro del viaducto, que comunica al municipio Santo Domingo Este con el Distrito Nacional, no sólo preocupa a los que pueblan la parte inferior, sino también a los choferes y ciudadanos que circulan diariamente por arriba.

Choferes de la ruta de carros 24, que va desde Los Mina hasta la avenida Lope de Vega, y taxistas de distintas compañías también han externado su miedo a que la infraestructura se derrumbe durante los constantes taponamientos que se forman a diario. El conductor Efraín Paula considera que su vida está en peligro cuando transita por el puente. "Este es un puente que está vencido y en cualquier momento puede colapsar", dijo preocupado.

Para algunos residentes de Los Guandules, las autoridades van a actuar cuando ocurra una desgracia- Por eso, Aridio Paniagua propone que por lo menos limiten la circulación de vehículos pesados por el viaducto.

Desde mediados del 2002, la prensa reseña acerca del deterioro del puente de La 17. Primero fueron los pedazos de concreto caídos desde la plataforma, lo que formó baches en el pavimento, y luego, se denunció la corrosión de los soportes de metal y el agrietamiento de la estructura.

Promesas y promesas

Los baches menores fueron reparados a principios del pasado gobierno de Fernández (2004-2008), también se prometió la modificación de la estructura, pero pasaron cuatro años y no se puso un tornillo. En el presupuesto del 2007, el Gobierno especializó fondos para la ampliación del lesionado puente, que según detalló el secretario de OP del momento, Freddy Pérez, incluiría la ampliación de un carril en cada lado, y un carril independiente para los peatones y motoristas.

En julio pasado, ante temores de los residentes debajo del puente, OP dijo mediante nota de prensa que el deterioro de la estructura del puente se debía al robo de metales y anunció la contratación de la Compañía Dominicana de Montajes (Codemon) para su reparación. Han pasado tres meses desde entonces y al puente no le han puesto la mano.

Ahora Obras Públicas, a través de su departamento de prensa, informó que los metales que han caído pertenecen a una vieja tubería de la Corporación de Acueductos y Alcantarillado de Santo Domingo (Caasd), pero que de todos modos se decidió reformar el puente. La institución agregó que la Codemon está construyendo las piezas metálicas en los talleres. El puente ya tiene 35 años.

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